miércoles, 6 de enero de 2016

Publicidad "en cubierta"

¡Al abordaje!

Siempre se ha dicho que la prensa escrita, cada vez peor escrita por cierto, es la voz de su amo.
Pero en los tiempos que corren, la cosa ya es escandalosa.
No es que la publicidad esté encubierta, es que ya es indistinguible de la información, si es que alguna vez la hubo.

En cierto diario de antigua amplia difusión nos comentan que se puede combatir la contaminación con el teléfono móvil:

La app le dice cuanto tiempo tiene que dejar de respirar para salvar el planeta.

Para combatir la contaminación, curiosamente, no hablan de demoler las monstruosidades que hoy conocemos como ciudades.
Incluso parece ser que es imprescindible vivir en ellas y tener todos los accesorios necesarios para la vida en las mismas.
Y cuanto más abigarradas, caras e invivibles, mejor.
En caso contrario, uno es un individuo disminuido, paleto, cerril, que no se entera, sin garbo ni estilo. En fin, borrico y atrasado.


¡Uy New York que bonicooo! ¡Con toas las luces y tos los carteles y to que bonicooo!

Siguiendo con la propaganda, nos encontramos con la enviada especial a la feria tecnológica de no-se-qué no-se-cuantos donde le enseñan los juguetitos que nos depara el futuro si continuamos la tan excelsa forma de vida que llevamos.


Que conecten ya el vibrador a la tele y se dejen de perritos.

La pulsera que lo cura todo de toda la vida ahora es muy sofisticada y se llama "pulsera para sentirse bien".
Bueno, por lo menos éstas harán algo. Señalarán la hora como mínimo.
Aunque siendo el efecto placebo entre el treinta y el cuarenta por ciento de las curaciones de enfermedades, no estaría de más estudiar a fondo el asunto, en vez de tratarlo como una curiosidad.

Lo divertido es que, en el mismo periódico, la propaganda señalada como tal vende el juguetito a precios de ministro para arriba:

Hemos oído que el patinete ese es perfecto para romper crismas. Habrá que hacer una colecta nacional y enviarlo a quienes corresponda.

En fin, maravíllense de lo que nos depara el futuro.
Pronto, si seguimos como hasta ahora, tendremos chacha filipina robótica, chacho filipino robótico, limpiababas y sacamocos automático y mucho más, porque no sabremos hacer por nosotros mismos ni la "o" con un canuto.
Lo único que tiene que hacer usted, estimado ciudadano, es seguir depredando al resto del planeta.
Siga alimentando a la bestia y por el módico precio de su alma, disfrutará usted del sacamocos automático.
También tendrá que llegar a ministro o algo similar para poder pagarlo. No tendrá problemas porque habrá dejado su alma por el camino.

¡Todo son ventajas!