jueves, 28 de enero de 2016

Tiendas Intermon Oxfam: apelando a su superioridad moral.

Todo el mundo sabe, y el que no debería ser bombardeado, que la civilización occidental es el no va más de la cultura, la modernidad, el american way of life...
Que en occidente son la leche, la crem de la crem, lo mejor de lo mejor.

Y eso, como todo el mundo sabe, les da derecho a invadir cualquier lugar, explotar sus recursos y adoctrinar a su población. Salvajes sin cultura que deberían ser educados conforme a los supremos valores del "estado de bienestar" o, si no es posible, exterminados en nombre de la civilización.

No hay nada como dar a los amigos lo que ellos quieren. No hace falta preguntarles. Cuando tienes la RAZÓN complaces a todos. Recuerda servir la RAZÓN bien fría, directa de la botella. Esa es la forma más popular.

Es encomiable la labor que hacen cientos de ONG's y empresas "sin ánimo de lucro", trabajando para que los ignorantes nativos puedan disfrutar de los indudables beneficios que ofrece la suprema civilización occidental.

Por eso, empresas como Intermon Oxfam venden la ropa usada que los concienciados ciudadanos depositan en los contenedores solidarios, esos en los que cada año muere gente asfixiada.

Una simple búsqueda en la red le pondrá los pelos de punta.
Cáritas y sus secuaces quieren asegurarse bien de que nadie reciba ropa que necesite sin pasar por ellos. Si deposita usted la ropa directamente en la calle para el que pase por allí es usted un insolidario indeseable y además le huele el aliento e irá al infierno.

Las preciosas tiendas de Intermon Oxfam no tienen ánimo de lucro (si, se lo pueden llegar a creer). La recaudación va directa a civilizar a los pobres primitivos. Salvajes todos.
Necesitan microcréditos, bombillas con energía solar, abonos nitrogenados, ropa occidental, zapatos, tractores, gafas de sol, teléfonos móviles y sobre todo televisión. Una gran televisión.

Los agricultores pueden vender sus productos a la compañía solidaria por un precio justo. Justo el precio que le viene bien a la compañía. Y además, entran de lleno en el modo de producción capitalista, que es la panacea. De hecho es increíble que hayan vivido tantas generaciones en la más absoluta barbarie.

Para demostrar que se ayuda a esa "pobre gente", en las tiendas se ponen unos enormes cartelones con "pobre gente"


Hay que darles una segunda oportunidad. Por las buenas o por las malas.

Para cualquier occidental inmerso en el estado de bienestar, la señora de la foto necesita ayuda. No se ven edificios al fondo, ni rastro de civilización, ni carreteras. Ni siquiera lleva zapatos y ¿qué demonios hace con el barro ese? Indignante, vamos. Evidentemente nadie puede vivir así, por lo tanto hay que ayudarla, lo quiera o no.

Lo mejor es darle un microcrédito para que saque adelante a su familia. Cualquiera sabe que sin tarjeta de crédito y sin cuenta bancaria no se puede vivir. Compremos todos en las tiendas solidarias para civilizar a esa pobre gente. No hace falta pedirles permiso para usar su imagen en campañas publicitarias, como si fueran vulgares Scarlets Johansons.


En Maldita Propaganda recomendamos vivamente escuchar una pequeña charla de Pedro García Olivo, publicada en su excelente blog "¿Eres la Noche?"


¿Para qué queremos hablar si ya no podemos engañarnos?